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"El destino de su carta"Alfonso Ussía es el nieto de Pedro Muñoz Seca, el escritor español autor de obras tan populares como "La venganza de Don Mendo", y nos cuenta una divertida anécdotas relacionada con su popular abuelo. Muñoz Seca recibió en cierta ocasión una carta remitida por
el Ministro de Cultura español, en la que éste le decía: Al poco tiempo, el ministro recibió respuesta de Muñoz Seca: (Aportación de: Jezabel) "Cuestión de tiempo"Cierto emperador chino deseaba tener a su cargo un médico mejor que el que le venía atendiendo hasta la fecha. A tal efecto, ordenó que todos los médicos del imperio, bajo juramento, pusieran en sus ventanas tantas velas encendidas como pacientes se les habían muerto aquel año. Tras recibir noticia del cumplimiento de la orden, el emperador aprovechó el desfile del día sagrado para acercarse al barrio de los médicos. Pronto comprobó que miles de velas iluminaban las calles, y en muchas casas éstas ardían no sólo en las ventanas, sino incluso en puertas y techos. Al cabo, vio con alegría que en una casa modesta sólo cuatro
velas adornaban una de las ventanas. Hizo salir al médico de la casa, y le habló
así: El honrado médico, volviéndose a inclinar, murmuró: "Mi árbol genealógico"El padre del escritor Alejandro Dumas, autor de "Los
tres mosqueteros", era mestizo, y con ocasión de una fiesta en uno de
los salones literarios de París, a Dumas hijo le fue presentado un hombre tan
escaso de entendederas como de educación. Delante de los presentes, este hombre
interrogó a Dumas: "¿En su casa o en la mía?"Además de ser un gran comediógrafo, temido crítico musical y cáustico escritor, George Bernard Shaw era también un hombre de bastante mal genio y respuestas vivas, a menudo incluso hirientes. Aborrecía de las reuniones sociales y pseudoliterarias a las que era constantemente invitado por las damas ociosas de Londres, e invariablemente las declinaba; a pesar de los desplantes, muchas damas continuaban invitándole, atraídas por el prestigio de recibir en sus casas al famoso escritor. Un día, mientras Shaw estaba terminando una nueva obra teatral
(cosa que solía ponerle de peor humor aún), recibió una carta de manos del
criado de una de estas damas. Al abrir el sobre, Shaw pudo leer en el papel: Ni corto ni perezoso, el escritor dio vuelta al papel y garrapateó en el reverso una rápida respuesta, tras lo cual entregó la carta al criado y volvió a encerrarse en su habitación. Cuando el criado entregó de vuelta el papel a la señora, ésta
pudo leer en el reverso lo siguiente: "¡Dónde vas a comparar!"¿Quién no ha oído hablar de Emilio Salgario, el escritor que creó personajes tan populares como "Sandokan"? Con ésta y otras obras como "El corsario negro", "Los piratas de la Malasia" o "El león de Damasco", Salgari contribuyó a despertar en los lectores la imaginación y la curiosidad por parajes y culturas de todo el mundo; sus personajes son siempre ejemplos de valentía, fortaleza, justicia y honradez... quizá como compensación por la calidad literaria de sus obras, que en ocasiones decaía debido al apuro con que las escribía para mantenerse a salvo de la miseria. Uno de sus admiradores, queriendo hacer al autor un elogio, le
dijo mientras charlaba con él: "Tan generoso..."Otra de Alejandro Dumas: En cierta ocasión, uno de sus amigos le visitaba durante uno de
estos almuerzos "masivos", y se le ocurrió pedirle a Dumas que le
presentara a un caballero que estaba comiendo al lado. Dumas se quedó mirando a
dicho caballero, después miró a su amigo y le respondió: "Pillado in fraganti "Se cuenta que don Francisco de Quevedo, cierta noche, fue llamado desde lo alto de una ventana mientras caminaba por la calle, por una hermosa dama ocultamente acompañada de unos amigos bromistas. Tan sugestiva se mostró la dama en su llamada, que Quevedo accedió a subirse a un cubo tirado por poleas, que los aparentes "criados" de la señora comenzaron a izar. Mas al llegar a la mitad de ascenso, le dejaron colgado y empezaron a burlarse de él, y a animar a los atónitos transeúntes a hacer lo mismo. El alboroto que se organizó acabó por llamar la atención de
una ronda nocturna, que tras acercarse y dispersar a los alborotadores, levantó
la vista a la fachada y, encarándose con el cubo y su desgraciado ocupante,
llamó: "¿Los argumentos más poderosos?"El filósofo William Leibnitz acudía con frecuencia a la Universidad de Leyden, donde a menudo sostenía apasionados y polémicos debates con estudiantes y profesores, siempre en latín. Durante algunas de sus últimas comparecencias, Leibnitz observó
que un zapatero de su vecindario acudía regularmente a los claustros.
Finalmente, la curiosidad le pudo y un día se acercó a él, preguntándole si
conocía el suficiente latín como para seguir el hilo de aquellas controversias
culturales. "Una misión de importancia"En la corte francesa de Luis XIV, era conocido un tal Antoine de Maistre por sus desmedidas ambiciones y su oportunismo a la hora de aprovechar posibilidades de ascenso en el poder. El monarca, harto de él, le hizo comparecer un día ante su
presencia. Cuando llegó, le preguntó: En las semanas siguientes, de Maistre hizo poco más que
aplicarse intensivamente al estudio del idioma. Cuando se sintió razonablemente
fluente en la nueva lengua, acudió con presteza a palacio y, una vez en
presencia del rey, comentó con entusiasmo: "Caramba con el caballo..."Henry Irving, el gran actor inglés (interpretó la primera versión de "Drácula", de Bram Stoker, en el teatro), desempeñó durante parte de su carrera el cargo de director del Lyceum Theatre. Para una de las obras que preparaba, se hizo necesario conseguir
un caballo, e Irving empleó varios días buscando uno adecuado para sus propósitos.
Finalmente, le trajeron uno, y para asegurarse, el actor preguntó al dueño del
animal. |